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Azul celeste
sobre el oscuro mar.
Nubes lejanas.
No hay horizonte
entre el cielo y el mar.
Sólo calina.
Rojos caminos
entre oscuros follajes.
Nubes brillantes.
Hoy me sacuden
mis amores menores
de piel y afecto.
Tras las tormentas
va arraigando en mi tierra
un amor mayor.
Entre las nubes
se eleva la avioneta
dando brazadas.
Tierra reseca.
Hoy te protegen las nubes
del duro sol.
Tierra reseca.
te protegen las nubes
del sol radiante.
Forma esa nube
un muro colosal
de luz brillante.
En las llanuras
meandros retorcidos
garabatean.
Campo y ciudad:
cuadrículas de verdes,
techos brillantes.
Sobre llanuras,
nubes forman penachos
rizos y airones.
Entre las nubes
se sacuden las alas
de la avioneta.
Las turbulencias
justo bajo las nubes
nos vapulean.
Bajo las nubes
está el llano agrietado.
Lejanas quemas.
Negros manchones
en llanuras resecas.
Verdes meandros.
Sube humo blanco.
Arden los pastos secos,
crepita el fuego.
Gritan los loros
dando la bienvenida
a San Fernando.
Un solo avión.
El calor reverbera
sobre la pista.
Traen las maletas
en una carretilla.
Pobre aeropuerto.
Sólo verdea,
bordeando la ciudad,
en la rivera.
Plaza desierta.
El viento hace volar
una plumita.
Gallina negra.
Escarbando a la sombra
de catedral.
Cuatro estudiantes
caminan abrazados
hacia la iglesia.
¿Cantan los pájaros?
El aire del hotel
no deja escuchar.
Un perro solo.
Juega con la botella
de Coca Cola.
¡Feo cuervo, ven!
De a pequeños brinquitos
huyes de mi.
La dulce muerte.
¿Cuándo vendrá a librarme
de mis angustias?
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